sábado, 17 de octubre de 2009

entrevista a ricardo en clarin s!


HABLA RICARDO IORIO
"La canción es del que la canta"

El cimarrón heavy vuelve a la ruta con un debut solista donde celebra la prehistoria del metal local y hasta se le anima a Miguel Abuelo y Spinetta. Habla del campo, sus penas y su futuro.


Txt José Bellas.
jbellas@clarin.com


Se sabe y se vuelve a comprobar: Iorio es un alud. Y como tal, no tiene moral. Simplemente, es. Su intensidad arrastra. Y ante todo, es parte del multitudinario, extraño y contradictorio Planeta Rock. Un sitio donde los artistas más gentiles (Beach Boys, James Taylor) han resultado ser los más reventados, donde llamarse Callejeros significa traicionar y acusar a benefactores y amigos y donde un defensor de la fe metálica como Rob Halford (Judas Priest) está obligado a mantener, durante buena parte de su carrera, el secreto de su sexualidad, por miedo al que dirán.

Iorio, decíamos, es rock. Y desde esa plataforma se ha despachado con exabruptos y barbaridades, pero también hay que reconocerle una frase de las más lúcidas que pueda decir un músico local: "El que crea que el rock es de izquierda se equivoca".

En el líder de Almafuerte, la lucidez se destila de lo palpable y tangible. Dice que todas sus letras tienen una explicación racional. "Amén de que eso sea o no un mérito, no me sentiría bien si tuviera que disfrazar un decir de metáfora, por el solo hecho de que empalme con una melodía". Y aun así, dice que siente algo "liberador" encarando, como está, un primer disco solista integrado por covers del rock argentino que lo forjó. "De chico era escuchar esas canciones y soñar ser grande para poder cantarlas. Coinciden en ser los temas que más me gustan y acaso los menos difundidos". La lista de temas recorre el humus lógico del rock pesado argentino (Tontos de La Pesada, Solitario Juan de Pappo's Blues, Vine cruzando el mar de Aeroblus, Jugo de Tomate Frío de Manal, Hace casi 2000 años de Color Humano, Ritmo y blues con armónica de Vox Dei y Blues del atardecer de El Reloj), pero también algunas sorpresas.

N° 1: Mariposas de madera (Miguel Abuelo): "Una canción que me fascina. Y una buena oportunidad para que la gente pueda advertir la forma de cantar mía, desde otro registro".

N° 2: Un amigo de verdad (Roque Narvaja). "El es un campeón y esta es una bonita canción sobre la amistad".

N° 3: Toma el tren hacia el sur (Almendra), Madre-selva (Pescado Rabioso) y Durazno sangrando (Invisible). Todas de Luis Alberto Spinetta. "Es un tipo al que no se puede hacer otra cosa que alabar. Es un delirante, le escapaba a todos los formatos, incluyendo lo que es el rock. Llevar sus canciones al espectro metalero no fue fácil, pero no podía soslayarlo".

El repertorio, a ser publicado en un par de meses con el título tentantivo de Ayer deseo, hoy realidad, fue grabado con el respaldo de los músicos de Almafuerte. El guitarrista Claudio Marciello (seriamente, uno de los mejores del país) es el respetuoso arreglador de las canciones, que reviven en la apasionada interpretación de Iorio. Terciopelo y lija.

-En "Tontos" (La Pesada, 1973), está la primera mención despectiva que se recuerde sobre los hippies. Algo que retomaste, diez años después, con V8...

-Es bastante tiramierda, sobre todo contra los que le hacen mal a la juventud, los que le venden falopa. En la óptica de tipos como Billy Bond y Alejandro Medina, lo de los hippies era una pose. ¿O acaso con el tiempo los del morral no terminaron siendo yuppies?

-Entre tantos temas de Pappo... ¿por qué elegiste "Solitario Juan"?

-Porque Juan es el pueblo. Y yo leo eso en esa canción. A veces uno cree que la libertad es cara o que uno está lejos de encontrar la paz. Y lo cierto es que la paz depende de uno.

-¿La encontraste ahí donde te mudaste, en las sierras de Cura Malal?

-De niño quise vivir ahí: de hombre vivo ahí. Ahora quiero ir más lejos. Al desierto puntano, a buscar agua, para deprimir aún más a los amigos que creían que ya me había ido demasiado lejos. Me dicen: "Vos te vas al campo para escaparte de la sociedad". ¡No, amigo! La sociedad se escapa del campo para ir a la ciudad, para evitar el magnetismo espiritual del daño y del beneficio.

-¿Cómo te pegó el conflicto del gobierno con el campo?

-Yo soy del campo, mas no soy productor. Mis vecinos sí. Si ellos están alegres, me saludan y compartimos gratos momentos. Si no están bien, yo tampoco puedo estarlo. Es lo que veo, pero no me siento capacitado para ponerme en opinador. Te puedo decir cómo aumentaron las cuerdas, por qué no hay crédito para los grupos pesados...

-¿Es cierto que de chico recorrías el barrio buscando el ruido de la sala donde ensayaba El Reloj?

-Sí, por eso hacemos Blues del atardecer. Si hay algo que me distingue de otros músicos es no renegar de la procedencia. Es el primer blues que canto en mi vida. Y también tiene relación conmigo, porque a mí también se me fue una mujer y me quedé solo en la tarde de mi vida. Pero no tengo miedo a ser viejo. Incluso siento que envejecer me va a traer más satisfacciones que insistir en ser un niño joven.

-Sacás un disco de covers, sale una biografía, vas a grabar un dvd en vivo con Almafuerte en Obras (10/5)...¿no estás mirando mucho hacia atrás?

-Se puede ver así, pero también tengo canciones nuevas con Almafuerte, voy a hacer otro disco con Flavio... jamás voy a hacer la Gran Soda. En su momento me ofrecieron mucha guita por reunir a V8. Pero no lo haría. Y menos para que alguien diga que yo haga usufructo de mi pasado.

Cuando Ricardo Iorio se asegura que la nota terminó, se relaja y pide "una giladita". Traducción: whisky en vaso de plástico. Recuerda y brinda por el querido Toto Rotblat. Agarra una guitarra, que usa para acompañarse en una docena de temas de Edmundo Rivero y José Larralde. Es: desprolijo, intenso, pasional. Llora. Y posta que esa lágrima que derrama, y que cae en las baldosas de la cocina, impacta como una bomba. Alguien pregunta de quién es el tema. "La canción es del que la canta", dice y traga, con fondo blanco de "giladita".

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